miércoles, 20 de abril de 2016

¿Pablo Iglesias, Presidente?

Mencionaba ayer que, de acuerdo con los actuales sondeos, en el caso de celebrarse nuevas elecciones la suma de PP y Ciudadanos estaría cerca de la mayoría absoluta de los escaños, pero que la gran incógnita era el impacto de una posible coalición entre Podemos e IU-UP. Pues bien, con los datos actuales esa posible coalición cambiaría sustancialmente los resultados.

El PP seguiría siendo el partido más votado, con un 29,2% del voto y un incremento de 0,5 p.p. respecto al 20-D, pero la coalición Podemos-IU lograría el sorpasso al PSOE y se convertiría en la segunda fuerza más votada del país y la primera de la izquierda, con un 24,2% de los votos, y una reducción de apenas 0,2 p.p. respecto al 20-D. El PSOE pasaría a ser la tercera fuerza política del país y la segunda de la izquierda, con el 21,3% de los votos y 0,7 p.p. menos que en las pasadas elecciones. Y Ciudadanos seguiría siendo la cuarta fuerza más votada, con un 15,6% de los votos y 1,7 p.p. más que en las elecciones de diciembre.
Hay que aclarar que estas cifras parten de la hipótesis de que la coalición Podemos-IU ni suma ni resta votos respecto a la concurrencia de ambas fuerzas por separado, y esto no tiene por qué ser cierto ni mucho menos. Esa coalición podría restar votos entre los votantes ideológicamente menos vinculados al eje izquierda-derecha y más interesados en el eje partidos nuevos vs. tradicionales. Es decir, podría restar votos entre los votantes que no se consideran de izquierdas y que votan a Podemos como elemento renovador en la política, un aspecto que se perdería al concurrir con un partido “viejo” como IU. Pero en sentido contrario, esa coalición, que se convertiría en primera fuerza de la izquierda, podría convertirse en el voto útil de los votantes de esa ideología, acaparando los votos de esa franja ideológica en detrimento del PSOE y de partidos nacionalistas de izquierdas. Para obtener datos fidedignos de cuál sería la intención de voto a esta coalición electoral habría que preguntar explícitamente por ella a los ciudadanos, lo que los sondeos electoral (aún) no hacen. Con los datos actuales es imposible estimar cuál sería su efecto, así que en esta entrada trabajaré bajo la hipótesis de neutralidad de que la coalición Podemos-IU sumaría los votos que se inclinan actualmente por cada uno de los partidos políticos por separado.
Pues bien, siguiendo con esa hipótesis, es importante conocer cuál sería su impacto en el posible reparto de escaños. Hay que tener en cuenta que el sistema electoral español “castiga” la disgregación del voto entre distintas fuerzas políticas y premia su concentración en pocos partidos. La existencia de numerosas circunscripciones provinciales donde se reparten pocos escaños hace que con porcentajes de votos inferiores al 15-20% de los votos sea imposible obtener escaño en casi una tercera parte de las provincias españolas, lo que beneficia la concentración del voto y a los partidos mayoritarios.
Si las diferencias porcentuales de voto entre el 20D y el momento actual se reprodujeran en cada una de las circunscripciones provinciales (lo que evidentemente no será así, pero sirve para aproximar un posible reparto de escaños), el nuevo reparto de escaños sería el siguiente.

Como se observa, la coalición electoral Podemos-IU sería la principal beneficiada de la celebración de nuevas elecciones, ganando de 7 a 10 diputados (de 78 a 81) respecto a los actuales (71). El PP perdería entre cinco y siete escaños, el PSOE de cuatro a siete y otras fuerzas políticas menores, uno o dos escaños. Ciudadanos sería la única otra fuerza política que obtendría más escaños que en el 20-D, logrando entre dos y cuatro escaños más que en las elecciones de diciembre. Aun así, resulta llamativo que con casi tres puntos porcentuales de voto menos, el PSOE seguiría obteniendo más escaños (entre dos y ocho) que la coalición Podemos-IU. En ese caso, auguro una interesante polémica sobre la legitimidad de cada una de las fuerzas para proclamarse en la líder de “la izquierda” e incluso para postularse a la Presidencia de un posible gobierno de ese signo.
Con estos datos, el acuerdo PP-Ciudadanos no solo no estaría cerca de la mayoría absoluta de los escaños, como sucedería si no se acordase la coalición Podemos-IU, sino que se alejaría aún más de ella que con la actual correlación de fuerzas. La suma de PP y Ciudadanos ascendería a 158-162 diputados, cuando actualmente suma 163, y convertiría un pacto de esta naturaleza en imposible. Por el contrario, las coaliciones por la izquierda (PSOE-Podemos-IU) sumarían entre 161 y 167 diputados, cuando actualmente logran 161 escaños, pero seguirían necesitando de otros apoyos para alcanzar el gobierno, aunque previsiblemente menos que en la actualidad. Así pues, de producirse la coalición entre Podemos e IU el actual empate entre bloques se resolvería en favor de un gobierno de izquierdas, pero no de una forma tan clara como de no producirse.

Así pues, esa hipotética coalición contrarrestaría el incremento en la estimación de voto hacia PP y Ciudadanos, ya que el reparto de escaños favorecería a las fuerzas de izquierda. Visto este escenario, no resulta tan extraña la negativa de Podemos a facilitar un gobierno del PSOE pese a que las encuestas no les favorecen, así como su declaración de que “no temen a nuevas elecciones”. Si las negociaciones con IU están más avanzadas de lo que sabemos, una posible coalición electoral Podemos-IU podría hacer más fácil un gobierno de izquierdas tras unas nuevas elecciones…y con un candidato (Pablo Iglesias) más votado (aunque con menos escaños) que el candidato del PSOE. Ese escenario lo cambiaría todo. ¿Pablo Iglesias, Presidente?