jueves, 15 de diciembre de 2016

DesBorda, un método manipulable y nada proporcional



El Secretario de Organización de Podemos en España, Pablo Echenique, acaba de proponer un nuevo sistema de votación, que denomina Desborda, para el próximo Congreso Nacional de Podemos, a celebrar en Vistalegre el próximo mes de febrero. En esta entrada sostengo que el método Desborda de votación es manipulable y nada proporcional, y que probablemente eso es lo que se pretende.

El sistema DesBorda funciona como sigue. Se presentan listas ordenadas y abiertas de entre 20 y 62 candidatos. También  se  podrán  presentar  candidatos individuales que  formarán,  entre  todos ellos, la llamada “lista blanca”. Cada persona con derecho a voto puede marcar hasta 62 candidatos de forma ordenada y preferencial. Es decir, el orden en el que se seleccionan los candidatos importa. El primer candidato seleccionado por un votante obtiene 80 puntos, el segundo 79, el tercero 78, y así sucesivamente. Los  candidatos que  conformarán  el  Consejo  Ciudadano Estatal serán aquellos que hayan obtenido más puntos. Para garantizar la representación de las minorías, cualquier lista con más de un 5% de los puntos agregados tendrá derecho a al menos dos escaños en el Consejo Ciudadano Estatal, si el sistema base le hubiera adjudicado menos. Del mismo modo, cualquier lista con más de un 15% de los puntos agregados tendrá derecho a al menos cuatro escaños en el Consejo Ciudadano Estatal si el sistema base le hubiera adjudicado menos.

Como el mismo documento presentado a los medios indica, el método “DesBorda” no es más que el sistema Borda estándar, al que se le han añadido dos “mejoras”: una para incentivar el acuerdo entre listas (el desplazamiento del inicio del contaje) y otra para garantizar la representación a terceras listas pequeñas. El sistema Borda o recuento Borda, se denomina así en honor del matemático francés Jean-Charles de Borda, que lo propuso en 1770, y que sigue el mismo procedimiento solo que a la primera preferencia se le otorgan un número de puntos igual al de candidatos elegidos. En este caso, el recuento Borda estándar otorgaría 62 puntos al primer candidato, 61 al segundo, y así sucesivamente hasta dar 1 punto al candidato incluido en el puesto nº 62. Según parece (el documento no lo indica) el extra de puntos se otorgaría únicamente a las listas “de acuerdo”, esto es, a aquellas listas que se unan o fusionen, para incentivar el acuerdo entre listas.

Parece obvio que el objetivo del incentivo a las listas acordadas es primar un posible acuerdo del sector “pablista” con los “anticapitalistas”, en perjuicio de los “errejonistas”. Esta pretensión podría evitarse si éstos últimos presentaran dos listas en lugar de una y posteriormente las unieran entre sí. A menos que los requisitos de firmas o avales para presentar una lista sean tan elevados que, en la práctica, impiden presentar más de tres listas al Consejo, parece la solución obvia para solventar esta posible argucia del “aparato”. Sin embargo, aunque finalmente contendieran únicamente dos listas y ambas se beneficiaran de la prima del acuerdo, el método Desborda, a diferencia del de Borda, incluye aun así un sesgo sustancial en favor del partido mayoritario. 

Veámoslo con un ejemplo. Supongamos 1.000 votantes que expresan sus preferencias en bloque (sin incluir candidatos de otras listas), 740 en favor de la lista A y 260 en favor de la lista B. Esto supone un 74% de los votantes a favor de A y un 26% a favor de B, lo que, en un reparto estrictamente proporcional de los 62 puestos del Consejo Ciudadano, equivaldría a asignar 46 puestos a la lista A y 16 a la B. 

¿Qué ocurriría con el sistema Borda estándar (62 puntos al 1º, 61 al 2º, etc.)? Si todos los votantes expresasen sus preferencias por los candidatos en el mismo orden (y posteriormente veremos que, de no hacerlo así, el sistema no tiene nada de proporcional), el reparto sería estrictamente proporcional. 

Así, si los 740 partidarios de la lista A votasen por el mismo candidato de esa lista en primer lugar, obtendría 45.880 puntos, algo inalcanzable para el primer candidato de la lista B, que lograría un máximo de 16.120 puntos si sus 260 seguidores votasen todos por él en primer lugar. De hecho, de expresar todos los votantes de cada lista el mismo orden de candidatos, resultarían elegidos los primeros 46 candidatos de la lista A (el último, el nº 46 con 12.580 puntos, el resultado de multiplicar (62-46+1)*740) y 16 de la lista B (el último, el nº 12 con 12.480 puntos, el resultado de multiplicar (62-12+1)*260). Un reparto a priori proporcional. 

¿Y con el sistema DesBorda (80 puntos al 1º, 79 al 2º, etc.)? Si todos los votantes expresasen sus preferencias por los candidatos en el mismo orden, el reparto ya no sería proporcional. 

Así, si los 740 partidarios de la lista A votasen por el mismo candidato de esa lista en primer lugar, obtendría ahora 59.200 puntos, mientras que el primer candidato de la lista B lograría un máximo de 20.800 puntos si sus 260 seguidores votasen todos por él en primer lugar. Con el nuevo sistema, de expresar todos los votantes de cada lista el mismo orden de candidatos, resultarían elegidos los primeros 55 candidatos de la lista A (el último, el nº 55 con 19.240 puntos, el resultado de multiplicar (80-55+1)*740) y 7 de la lista B (el último, el nº 7 con 19.240 puntos, el resultado de multiplicar (80-7+1)*260). Como se observa la lista A obtendría el 89% de los puestos con el 74% de los votantes, y la B el 11% de los puestos con el 26% de los votantes. La proporcionalidad ha desaparecido. 

Eso no es todo. Tanto el sistema Borda como el DesBorda son fácilmente manipulables. Si los partidarios de una lista mayoritaria son capaces de organizar a sus votantes pueden lograr aún más puestos de los que les correspondería. ¿Cómo? Sigamos con el ejemplo. 

Tanto con el método Borda como con el DesBorda los candidatos más preferidos de la lista A obtienen muchos más puntos de los que necesitan para resultar elegidos. El nº 1 de la lista A logra 33.400 puntos más (45.880 vs. 12.480) que el último candidato que resulta elegido con el método Borda y casi 40.000 más (59.200 vs. 19.240) con el DesBorda. Si se instruye, por ejemplo, al 75% de sus 740 votantes (555) que lo coloquen en el último lugar de sus preferencias, aun así lograría 25.345 puntos (555*19 + 185*80 = 25.345) con el método DesBorda, que siguen siendo muchos más del máximo de 20.800 puntos que puede lograr cualquier candidato de la lista B. Se instruiría a los votantes de la lista A para colocar en ese primer puesto de sus preferencias a uno o varios de los candidatos que no resultarían elegidos (del puesto 56 al 62), que obtendrían así unos puntos que podrían desplazar a los candidatos de la lista B.

De hecho, en el ejemplo, un grupo bien organizado de votantes podría lograr que todos y cada uno de los 62 candidatos de la lista A lograsen en torno a 36.630 puntos (con el sistema Desborda) o 23.310 puntos (con el método Borda), puntuaciones inalcanzables con cualquiera de los dos métodos para ningún candidato de la lista B, que podrían obtener un máximo de 20.800 o 16.120 puntos, según el método. Esto es así, porque los partidarios de la lista A reparten un total de 2.271.060 puntos o 1.445.220 puntos, según el método, que dosificados adecuadamente entre los 62 candidatos suponen une media de 36.630 o 23.310 puntos por candidato. 

Ni siquiera hace falta contar con el apoyo del 74% de los votantes, como en el ejemplo. Con esta "gestión" del voto de sus seguidores, bajo el sistema DesBorda una lista con un 62% del total de apoyos en ese Congreso que lograse repartir los puntos de sus seguidores de una forma eficiente se garantizaría la elección del 100% de los puestos a repartir. Cada uno de sus candidatos obtendría alrederor de 30.690 puntos, mientras que el máximo de puntos de cualquier candidato de la otra lista apenas alcanzaría 30.400 puntos.

Naturalmente, semejante gestión es complicada, pero no imposible. Hay numerosos ejemplos en elecciones reales (Irlanda, Nueva Zelanda, Albania, Italia, etc.) con otros sistemas de votación que la incentivan y donde hay que coordinar a millones de votantes, en las que se ha producido en la vida real. En un Congreso o Asamblea Ciudadana donde pueden votar un par de cientos de miles de personas como máximo y donde la conexión telemática es total, sería mucho más sencillo de lograr.

Que el método Borda es altamente manipulable es conocido desde hace más de dos siglos. De hecho, el propio Borda reconoció que su método “estaba diseñado para personas honestas”. Por eso únicamente se utiliza en unas islas perdidas (Nauru y Kiribati) en la vida real. Así que no cabe sorprenderse de este hecho.

En conclusión, tanto el método Borda como el DesBorda son fácilmente manipulables, y pierden cualquier atisbo de proporcionalidad cuando se salta el orden establecido en una lista. De hecho, el método Borda no pretende ser proporcional porque está diseñado para elegir a un solo ganador, y no a múltiples ganadores (62 en este caso) como, a mi juicio erróneamente viene haciendo Podemos desde hace ya tiempo. Sí que existe un método basado en Borda que pretende ser proporcional y diseñado para elegir más de un ganador, propuesto por Dummet en 1984 y denominado Quota Borda system (QBS), mucho mejor que Borda para ese menester, pero que también sufre de algunos problemas de proporcionalidad y es más complejo de recontar.

Desconozco los apoyos de cada sector podemita en su lucha por el poder interno en el partido, pero si, como parece, el sector “pablista” y los “anticapitalistas” suman una holgada mayoría, es previsible que se hagan con una suma desproporcionada de los puestos en el Consejo Ciudadano, máximo órgano del partido, a poco que “gestionen” bien los votos de los votantes.